15 octubre 2008

POBREZA

La pobreza interpela doblemente a quien se siente cristiano y socialista. Como cristiano me cuestiona el trabajo para hacer presente la Buena Noticia, el Reino de Dios, en un mundo más necesitado que nunca de ella. Como socialista me muestra lo lejos que queda la Justicia de una sociedad como la nuestra.

No es necesario viajar para encontrarse cara a cara con la pobreza más extrema. Las fotografías que acompañan este texto (la de arriba publicada en su portada por el diario ABC del 14 de octubre, y la inferior aparecida en El País del día 13 de octubre) están tomadas a las afueras de Madrid, en el poblado chabolista de El Gallinero, en una de las entradas de Valdemingómez que conduce a la Cañada Real Galiana, kilómetro 13 de la A-3, distrito de Villa de Vallecas (Madrid): "Ahí se concentra un centenar de chabolas en las que viven hacinadas unas 600 personas, la mitad de ellas menores, todos gitanos de origen rumano en un asentamiento marginal que ha crecido en unas 200 personas en menos de un año" (ABC).

Afortunadamente, tenemos muchas excusas para acallar nuestra conciencia: "Son rumanos...", "Al fin y al cabo son gitanos...", "Que no hubieran venido..." Sin embargo, ninguna de ellas vale y las fotos han de hacernos pensar en lo que queda por hacer como cristianos y como socialistas para que cualquier persona, independientemente de su origen étnico, nacionalidad, género o cualquier otro elemento diferenciador, tenga acceso a los bienes más elementales que aseguren su dignidad como persona.

Y, para finalizar, nadie vive a gusto entre barro, ratas, humedad y basura. Menos mal que supongo que esos niños no leen la prensa ni ven la televisión: ¿qué pensarían de "los tremendos momentos" que están viviendo los "gurús" de nuestro sistema económico? La comparación es para llorar. Ellos, son niños y supongo que en lugar del llanto harían aflorar en sus rostros la risa de su inocencia.