Recuerdo la decepción que sufrí un par de años atrás cuando me tocó vivir las primeras elecciones generales como militante del PSOE. Se convocó, como es preceptivo, una asamblea de militantes para tratar el tema de las listas electorales, que no pasó de ser un mero trámite por cuanto las listas dependían de niveles mucho más elevados que la modesta agrupación de distrito. Por eso recibí con alegría la noticia de la convocatoria de elecciones primarias para elegir al candidato que ha de disputar la presidencia de la Comunidad de Madrid a Esperanza Aguirre.
Las primarias son, ante todo, garantes de la democracia interna y de la participación en el seno de un partido político. A diferencia de lo que ocurre con la composición de los órganos internos del partido, el voto de todos los militantes tiene el mismo valor, independientemente del tamaño de su agrupación o del sector en que cada uno esté encuadrado.
En modo alguno se ha de interpretar el proceso de primarias como un proceso de ruptura en el partido: el tres de octubre se decidirá cuál de los aspirantes encabezará la candidatura del PSOE a la Comunidad de Madrid. El día cuatro todos y todas le apoyaremos para conseguir dar el vuelco político que recupere Madrid para los madrileños.
Vaya por último mi apoyo a Tomás Gómez: no han de ser las encuestas sino el trabajo realizado a lo largo de los últimos años el que decida el mejor candidato para encabezar las listas del Partido Socialista Obrero Español.
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